¿Cómo manejar las rabietas de nuestros hijos?
Cuando estamos de compras o nos encontramos en una situación en la que debemos negarle algo a nuestro hijo o hija, seguramente será común encontrarnos con las rabietas. Estas son esos “shows” que hacen para demostrar que no están de acuerdo con una decisión que tomaste, generalmente cuando dijiste que no a alguna de sus peticiones.
Según un estudio de la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares (EE UU), estas ocurren generalmente entre los 12 a los 15 meses, incrementan entre los 18 y los 36 meses y continúan hasta bien entrados los cuatro años. Son completamente comunes, pues es la forma que ellos encuentran de expresar un sentimiento que los supera. Por esto te tenemos algunos consejos para que pongas en práctica a la hora de vivir esta situación con tus hijos.
Ni siempre “sí”, ni siempre “no”.
Cuando decimos siempre que sí a nuestros hijos, aun en situaciones donde sepamos que no lo merecen o que será perjudicial, ellos empezarán a entender que siempre ganarán, y esto no le servirá al momento de decirles que no, ni tampoco para como se vaya a enfrentar a la vida. Por el contrario decir siempre que no tampoco está bien. Los estudios dicen que tener un equilibrio entre ambas cosas genera una relación sana entre padres e hijos.
Los niños pueden volverse insensibles a la palabra “no” si la escuchan muy seguido. Lo mejor, explica, es usar “frases breves y concisas que expliquen por qué su niño no debería hacer algo”. Por ejemplo si tu niño mayor quiere gastar todo su dinero en dulces, le podrías decir: “Te sugiero que ahorres parte de tu dinero para algo mejor”.
Guarda la calma
Tú sabes que si te enfureces todo va a ser peor. Tu hijo o hija necesita siempre un ejemplo, y si tú mantienes la calma estarás enseñándole que los problemas se solucionan así, con la cabeza fría y con paciencia.
Habla con él/ella
La escucha activa es clave para la solución de los problemas. Agáchate, ponte a su nivel y demuéstrale que quieres entenderle. Pídeles que te hablen de una manera en la que puedas entender sus necesidades para poder llegar a una solución juntos. De esta forma tu hijo aprenderá a comunicarse de una forma asertiva y a gestionar sus emociones, lo cual es necesario que aprenda para ponerlo en práctica a la hora de tener problemas durante toda su vida.
Ofrece una alternativa
Lo que para ti es un simple y tonto berrinche, para ellos es un problema muy grande del que no ven salida. Ofrécele una solución que no sea complacerle su capricho, por ejemplo ‘No puedo comprarte ese juguete ahora, pero podemos jugar a un juego muy divertido en el parque’. Así aprenderán a que la vida funciona de esa forma, a veces no tenemos lo que queremos pero siempre hay opciones.
Abrázalo
Este simple acto aportará seguridad, consuelo y empatía. Así le haces entender que entiendes su rabia y compartes su preocupación, y le enseñas que todo se soluciona de la manera en que lo hicieron: hablando con paciencia y amor.
Reflexionen
Cuando se le haya pasado del todo y ya estén en la siguiente actividad, tómate un momento con él o ella para reflexionar. Podrás repasar las emociones que sintió y por qué le pasó eso. Te sorprenderá comprobar cómo tu hijo es capaz de mantener una conversación bastante razonada, y al fin comprenderá tus razones de por qué no podías atender a su capricho en plena rabieta.
Al hacer todo por nuestros hijos o ignorar sus sentimientos, sin darnos cuenta obstaculizamos su capacidad para ayudarse a sí mismos y aprender sobre la importancia de conocer sus emociones, gestionarlas y comunicarlas desde la paciencia y el amor.